♠ Posted by Mario in plan de gobierno at 15:18
por Richard Stallman
En este artículo se sugieren políticas útiles para poner un fuerte y firme
empeño en la promoción del software libre en el Estado, y conducir el resto
del país hacia la libertad del software.
La misión del Estado es organizar a la sociedad para la libertad y el
bienestar del pueblo. Un aspecto de esta misión, en el ámbito de la
informática, es exhortar a los usuarios de computadoras a adoptar el
software libre: software que respeta la
libertad de los usuarios. Un programa privativo (que no es libre) oprime
la libertad de quienes lo usan; es un problema social y el Estado debe
erradicarlo.
El Estado tiene que insistir en el uso de software libre por el bien de la
soberanía en el campo informático (control del Estado sobre su actividad
informática). Todos los usuarios merecen tener el control de su actividad
informática, pero el Estado tiene además la responsabilidad de mantener el
control sobre toda tarea de computación que realiza en nombre de los
ciudadanos. La mayoría de las actividades del Gobierno actualmente dependen
de la informática, y el control de esas actividades depende del control que
el Gobierno tenga sobre su actividad informática. Para un organismo cuya
misión es crítica, la pérdida de este control debilita la seguridad
nacional.
Los organismos estatales que pasan al software libre también pueden obtener
beneficios secundarios, como el ahorro de dinero y el fomento de empresas
locales que ofrecen servicios de software.
En este texto, «entidades del Estado» se refiere a todos los niveles de
gobierno e indica organismos públicos tales como escuelas, asociaciones
mixtas público-privadas, actividades financiadas en gran parte por el Estado
como las escuelas privadas subvencionadas y las corporaciones «privadas»
controladas por el Estado o establecidas con privilegios o funciones
especiales por el Estado.
Educación
La política más importante es la que se refiere a la educación, porque la
educación es lo que plasma el futuro del país:
- Enseñar únicamente el software libre
Las actividades educativas, al menos las de entidades estatales, deben enseñar únicamente software libre (en ningún caso deben inducir a los alumnos a usar un programa privativo), y deben enseñar además los motivos cívicos por los cuales se insiste en el uso exclusivo de software libre. Enseñar el uso de un programa privativo es enseñar la dependencia, lo cual es contrario a la misión de la escuela.
El Estado y la sociedad
Son también cruciales las políticas estatales que afectan el tipo de
software que utilizan los ciudadanos y las organizaciones:
- No exigir nunca el uso de programas que no son libres
Las leyes y las prácticas del sector público deben ser modificadas de modo tal que nunca exijan o ejerzan presión sobre los ciudadanos u organizaciones para que utilicen un programa privativo. También deben desalentar las prácticas de comunicación y publicación que impliquen su uso (incluyendo la gestión digital de restricciones DRM).
- Distribuir únicamente software libre
Cuando una entidad del Estado distribuye un programa al público en general, incluyendo programas incorporados o especificados en sus páginas web, dicho programa debe ser distribuido como software libre, y tiene que poder funcionar en una plataforma que contiene exclusivamente software libre.
- Sitios estatales
Los sitios web y los servicios en red de las entidades estatales tienen que ser diseñados para que los usuarios puedan utilizarlos, sin sufrir ninguna desventaja, exclusivamente con software libre.
- Formatos y protocolos libres
Las entidades estatales deben utilizar únicamente formatos de archivos y protocolos de comunicación que sean bien soportados por el software libre, preferiblemente con las especificaciones publicadas (en este caso no hablamos de «estándares» porque lo dicho se aplica también a las interfaces no estandarizadas). Por ejemplo, no se deben distribuir videos ni archivos de audio en formatos que requieran el uso de Flash o de códecs que no son libres, y las bibliotecas públicas no deben distribuir obras con gestión digital de restricciones.
- Separar las computadoras de las licencias
En la venta de computadoras no debe requerir la compra de una licencia de software privativo. Al vendedor se le debería exigir, por ley, que ofrezca al comprador la opción de comprar el equipo sin el software privativo y sin pagar el canon de la licencia.
La imposición del pago es un mal secundario y no debe distraernos de la injusticia esencial del software privativo, la pérdida de libertad que deriva de usarlo. Sin embargo, el abuso de imponer ese pago proporciona a ciertos desarrolladores de software privativo otra ventaja injusta en desmedro de la libertad de los usuarios. El Estado debe impedir este abuso.
Soberanía informática
Varias políticas afectan la soberanía informática del Estado. Las entidades
estatales deben mantener el control de la informática, no ceder el control a
manos privadas. Estos puntos se aplican a todos los equipos, incluidos los
teléfonos inteligentes.
- Pasar al software libre
Las entidades estatales tienen que migrar al software libre, y no deben instalar ni seguir usando ningún programa privativo salvo con una autorización excepcional y temporal. Una sola agencia debe estar autorizada para otorgar tales excepciones temporarias, y lo hará solo cuando se presenten razones de peso. El objetivo de la agencia será el de ir reduciendo el número de excepciones hasta llegar a cero.
- Desarrollar soluciones informáticas libres
Cuando una entidad estatal financia el desarrollo de una solución informática, en el contrato se debe estipular que el resultado se entregue como software libre y, además, que esté diseñado de manera tal que pueda ejecutarse y desarrollarse en un entorno 100% libre. Todos los contratos deben estipular estas condiciones, de manera que si el programador no cumple con estos requisitos, no se podrá proceder al pago por el trabajo realizado.
- Seleccionar equipos aptos para el software libre
Cuando una entidad estatal compra o alquila computadoras, tiene que elegir entre los diferentes modelos de una determinada categoría, aquel que más se adapte a funcionar sin software privativo. Para cada categoría de computadoras, el Estado debe mantener una lista de modelos autorizados según este criterio. Los modelos que estén disponibles para el público deben tener prioridad sobre aquellos que estén disponibles únicamente para el Estado.
- Negociar con los fabricantes
El Estado debe negociar activamente con los fabricantes para procurar la disponibilidad en el mercado (para el Estado y para la ciudadanía) de productos hardware adecuados que funcionen correctamente sin ningún tipo de software privativo, en todas las categorías pertinentes de productos.
- Aliarse con otros estados
El Estado debería invitar a otros estados a unirse para negociar con los fabricantes sobre el asunto de la disponibilidad de hardware adecuado. Unidos tendrán mayor influencia.
Soberanía informática II
La soberanía (y la seguridad) informática del Estado depende del control que
ejerza sobre las computadoras que utiliza para llevar a cabo su labor. Para
ello es necesario evitar el uso del software como
servicio, a menos que el servicio esté a cargo de una entidad estatal
que pertenezca a la misma rama del Estado, como así también evitar otras
prácticas que disminuyen el control que el Estado ejerce sobre la
informática. Así,
- El Estado debe ejercer el control de sus computadoras
Toda computadora usada por el Estado debe pertenecer o ser arrendada por la misma rama del Estado que la utiliza, y esa rama no debe ceder a terceros el derecho de decidir quién tiene acceso físico a la computadora, quién puede realizar el mantenimiento (del hardware o del software), ni qué software se debe instalar. Si la computadora no es portátil, durante su uso deberá estar ubicada en un espacio físico propio del Estado (como dueño o como inquilino).
Influir sobre el desarrollo
La política estatal afecta el desarrollo de software, tanto libre como
privativo:
- Fomentar lo que es libre
El Estado debe estimular a los desarrolladores a crear software libre o mejorarlo, y debe ponerlo a disposición de la sociedad, por ejemplo mediante desgravaciones fiscales y otros incentivos económicos. Por el contrario, no se deberán otorgar incentivos para el desarrollo, la distribución o el uso de software que no sea libre.
- No fomentar lo que no es libre
En particular, no se deberá permitir que los desarrolladores de software privativo realicen «donaciones» de copias a las escuelas, ni que soliciten un reembolso por el valor nominal del software. El software privativo no es legítimo en las escuelas.
Basura electrónica
La libertad no debe originar basura electrónica
- Software reemplazable
Muchas computadoras modernas están diseñadas para que resulte imposible reemplazar el software preinstalado por software libre. Así, la única manera de liberarlas es echándolas en el basurero. Esta práctica es perjudicial para la sociedad.
Por lo tanto debería ser ilegal —o al menos considerablemente obstaculizado a través de altos impuestos— vender, importar o distribuir en grandes cantidades equipos nuevos (es decir, que no sean de segunda mano) o productos informáticos con interfaces de hardware secretas o con restricciones puestas intencionalmente para impedir a los usuarios desarrollar, instalar y utilizar sustitutos para todo o parte del software instalado potencialmente modificable por el fabricante. Esto se aplicaría, en particular, a cualquier dispositivo que haya que «desenjaular»[1] para poder instalar un sistema operativo diferente, o cuyas interfaces para algunos periféricos sean secretas.
Neutralidad Tecnológica
Con las medidas que se proponen en este artículo, el Estado puede recuperar
el control de la informática y conducir a los ciudadanos, empresas y
organizaciones del país hacia el control de sus propias actividades
informáticas. Sin embargo, algunos sostienen que esto violaría el
«principio» de la neutralidad tecnológica.
La idea de la neutralidad tecnológica es que el Estado no ha de imponer
preferencias arbitrarias en el ámbito de la tecnología. Se puede discutir
acerca de la validez de este principio, pero de todos modos se limita a las
cuestiones puramente técnicas. Las medidas que se sugieren en este artículo,
en cambio, revisten una importancia de orden ético, social y político, de
modo que se ubican fuera
del alcance de la neutralidad tecnológica. Solo quienes se
proponen sojuzgar a un país sugieren que el Gobierno sea «neutral» con
respecto a su soberanía o la libertad de sus ciudadanos.
Fuente: GNU.
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